Por Lucia Arense
El arte de ordenar la vida a través de los objetos cotidianos.
Lucía Arense trabaja sobre una idea sencilla: la calma no es un lugar; es un orden leve.
Una mesa despejada.
Un mate tibio.
Un cuaderno abierto, aunque no escribamos nada.

En tiempos donde todo corre, Arense propone un gesto: elegir un rincón de la casa y convertirlo en un pequeño Tumé personal. No para escaparse, sino para anclar.
“Si un objeto vibra limpio, la mente también”, escribe.
Por eso la estética NACOMA —blanco cálido, madera clara, luz suave— no es decoración: es respiración.
La mesa es, en definitiva, una brújula silenciosa.