Por Gonzalo Ermin — Psicología & Bienestar, Revista NACOMA
Una práctica breve, silenciosa y cotidiana que permite ordenar el pensamiento, aflojar el cuerpo y volver a una línea emocional más limpia. Tres tiempos, un solo gesto: respirar para volver.

1. El cuerpo como puerta de entrada
Hay días en los que la mente no piensa: se acelera.
Funciona como una máquina que no descansa, como si la cinta interna no encontrara el botón de pausa. En esos momentos, la psicología clínica sabe algo simple: si no podemos entrar por la cabeza, entramos por el cuerpo.
La respiración es la forma más directa de interrumpir el ruido.
Y cuando la respiración se ordena, la mente se despeja.
El protocolo NACOMA —respirar en tres tiempos— surge de esa lógica: un gesto corporal que abre un espacio mental.
2. Primer tiempo: inhalar para abrir
Inhalá por la nariz durante cuatro segundos.
No es una inhalación profunda ni forzada. Es una apertura suave, como si el aire limpiara una pequeña habitación interior.
El objetivo no es llenar los pulmones: es abrir un espacio.
Mientras inhalás, ubicá la atención en el pecho, no en la cabeza. El pensamiento puede seguir ahí, pero se vuelve un murmullo.
3. Segundo tiempo: la pausa que sostiene
Retener el aire durante dos segundos.
Este es el tiempo más importante.
Es el momento donde la mente se acomoda, donde el cuerpo sostiene la presencia.
No hay que tensarse; simplemente dejar que el aire quede quieto, como una luz suspendida.
4. Tercer tiempo: exhalar para soltar
Exhalá por la boca durante seis segundos.
Lento, sin prisa.
La exhalación larga activa el sistema parasimpático: el cuerpo entiende que no hay peligro, que puede descansar.
Este tercer tiempo es el que limpia, el que barre el ruido interno.
Es el que deja que lo que sobra se vaya.
5. Una práctica para cortar el día en dos
Hacer tres rondas completas lleva menos de un minuto.
No necesita un lugar especial.
Puede hacerse en la cocina antes del desayuno, en una plaza, en un auto detenido, en la mesa de trabajo frente al mate.
La respiración en tres tiempos es una práctica para cortar el día en dos:
antes y después.
Ruido y claridad.
Tensión y recalibración.
Cierre NACOMA
En Salto, cuando el viento baja limpio desde la llanura, uno siente que el aire tiene un espesor distinto: más lento, más amable.
La respiración en tres tiempos busca replicar eso: un pequeño mineral interior, una veta silenciosa que ordena la mente y la devuelve a la época con un brillo interno más claro.
Como una piedra NACOMA que respira desde adentro y sostiene la calma.