La respiración que ordena los días

Por Gonzalo Ermin

Una forma simple y profunda de volver al cuerpo en tiempos acelerados.

Hay momentos en que la mente se vuelve un cuarto lleno de objetos tirados.
Nada grave, pero nada claro.

Gonzalo Ermin propone una práctica que parece mínima pero es decisiva: respirar con la boca cerrada durante 90 segundos, solo prestando atención al aire entrando y saliendo. No para relajarse: para volver a habitar.

La respiración, dice Ermin, es el mineral más antiguo del cuerpo. Absorbe memoria, guarda rastros emocionales, abre una grieta suave por donde vuelve la intuición.

En Salto —donde el aire a veces huele a campo mojado— la técnica funciona como una llave.
En Tumé —ese territorio simbólico donde la luz es más lenta— es un recordatorio de que todo empieza en uno.

90 segundos.
Un pequeño NACOMA cotidiano.

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