La semana empieza en la cancha

Por Mar Martinez

Cómo el fútbol nos ordena emocionalmente, incluso cuando creemos que no.

Salto tiene una forma particular de medir el tiempo. No importa si sos de Defensores, del Comadreja, de Universitario o de Compañía: sentimos que el universo no se mueve por días, sino por partidos.

Los lunes no empiezan de verdad hasta que recuperamos el pulso del fin de semana; y los jueves pueden sentirse livianos si se acerca un partido que promete. Da ilusión, da ese no-sé-qué, ese momento de reunión, de camaradería, de vértigo y de emoción.

Pero lo interesante no es el resultado: es lo que nos hace por dentro.

Cada uno carga su propia “cancha interior”, ese espacio donde se juegan tensiones más profundas: el cansancio acumulado de la semana —y del año—, los miedos pequeños, el deseo de aferrarse a algo que tenga sentido.
El fútbol —desde la radio vieja, desde el celular o desde la tribuna— nos ofrece una forma de percibir: un estrato emocional que puede ser entusiasmo, desgano, bronca o pasión.

Un gol cambia la respiración.
Un error en defensa revela dónde está la sensibilidad de la semana.
Una victoria nos ordena la esperanza.

Esa es la verdadera orientación:
leer lo que el fútbol nos dice de nosotros mismos.

En NACOMA empezamos por ahí.
Ese es nuestro espacio creativo.
Desde ese lugar partimos.
En esa forma de percibir la existencia nace nuestra robusticidad: el deseo de que NACOMA se convierta en tu espacio de interacción, de objetos, de sentires y, si logramos tender puentes con otros universos, también en tu espacio de formación.


Cierre NACOMA

Educando desde el aprendizaje, somos una espiral en movimiento.

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